Los alumnos de sexto han continuado este año con el proyecto intergeneracional que ya comenzaron el el curso pasado.
En esta ocasión, han comenzado con una actividad en la residencia de mayores de nuestro pueblo, realizando un cuentacuentos dedicado a todos los abuelos.
Para ello eligieron un libro precioso de nuestra biblioteca, elegido entre una gran temática que disponemos en referencia a este tema "Los abuelos" escrito por Chema Hera y Rosa Osuna.
La abuela se miró en el espejo: -?Soy fea como una gallina sin plumas? ¡No digas eso mujer! Eres tan bonita como el sol ¡Y haz el favor de apurar, que tenemos que ir a bailar!
Chema Heras relata en Abuelos la tierna historia de dos viejecitos, Manuel y Manuela, que aceptan con naturalidad las huellas de los años. Manuela es coqueta como una chiquilla y a Manuel le encanta bailar con ella. A través de una estructura acumulativa y un texto poético, Abuelos nos enseña a encontrar la belleza a través de los ojos del amor, nos muestra todo el cariño que puede existir cuando el cuerpo se marchita y nos descubre las ventajas de vivir con una sonrisa en los labios.
En nuestro cole los alumnos prepararon el cuentacuentos a través de la técnica de kamishibai para que fuera más fácil de contar a nuestros mayores.
Una vez en la residencia con la ayuda de micrófonos y un poco de música de fondo, los alumnos iban pasando las imágenes recreadas en cartulina a medida que leían el cuento.
A los abuelos les encantó su visita, porque se identificaron con el cuento y otros disfrutaron solo con la presencia de los chicos.
Los programas de actividades intergeneracionales son beneficiosas para ambos colectivos: Los mayores experimentan un aumento de su vitalidad, autoestima y sensación de ser todavía útiles para la sociedad. Se reducen también los sentimientos de soledad y aislamiento que en ocasiones se sufren durante la vejez. A nivel cognitivo, se produce una potenciación de la memoria, aumentan las oportunidades de aprender de los más pequeños y se potencian las habilidades sociales y la empatía.
A su vez, los niños que interactúan con las personas de edad se forman una idea más positiva y no estereotipada de las personas mayores y del envejecimiento y tendrán menos dificultades para entenderlos. Cuanto mayor sea el contacto entre niños y mayores, mayor será el conocimiento mutuo y percepciones reales y no sesgadas entre generaciones.
Gracias al contacto intergeneracional, los niños/as aprenden a valorar a sus mayores como fuente de sabiduría y experiencia y mejoran también sus habilidades sociales, especialmente la empatía y la tolerancia hacia lo diferente.
Además de estos beneficios para todas las generaciones implicadas, se produce también un intercambio de experiencias y transmisión de tradiciones y cultura popular.
¡Aprendamos a regalar tiempo a nuestros mayores!